«Yo, que lo he visto con mis propios ojos, en mi visita a Moscow y Leningrado, no creo que el comunismo bolchevique sea la salvación de la humanidad. Al contrario, lo temo como un azote.

Tampoco creo que el sistema capitalista exaltado, tal cual existe en los países imperialistas del mundo posea la fórmula única de traer la felicidad humana. Creo en el surgimiento de una fórmula intermedia [...].» 1940

~ Alfredo B. Cuellar, miembro fundador de la Asociación Nacional de Charros y miembro del Partido Fascista Mexicano.

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“DEMOCRACIA Y COMUNISMO MEXICANOS”, obra publicada en 1941 por el abogado y escritor Alejandro Sodi, consta de 248 páginas, sin editorial.

El libro es un llamado al pueblo mexicano para que no se deje engañar en momentos de crisis, para no permitir que se introduzcan intereses e ideas ajenas a nuestra identidad, como lo es el Comunismo.

En palabras del autor nos dice: “Por que escribo este libro?: He escrito este libro para presentar a los habitantes de mi patria el verdadero estado en que ella se encuentra, a efecto de que se defienda de la terrible crisis moral que la invade, y se unifiquen y apresten sus hombres a luchar contra los elementos disolventes que la comunizan, y la libren de caer en manos extrañas.

Porque ese es su mísero ideal; empobrecer y envilecer al hombre. Se trata de esclavizar a los ciudadanos a un Estado regido por hombres perversos e incultos acostumbrados a vivir de los presupuestos, del mando absoluto y disoluto sobre sus gobernados, a quienes han oprimido por muchos años. ¿Qué fue de la Revolución y como pudo derivar al caótico momento en que se encuentra, si hemos de entenderla circunscrita al grupo de individuos que dice representarla? Ideales fementidos en teoría, como pretendida máxima luz vivificadora, que solo produce sombra.

Dantesca tiniebla que habitan furias, miserias, gritos de sedientos demagogos que han brotado para corromperla. Muchísimos hombres que gobiernan hoy son casi analfabetos cuya única energía es la brutalidad y su teoría la mentira. Ajenos a toda idea Patria indivisible, y digno patrimonio de libres. Son hombres sin sentimiento natural, predicadores desorientados, sordos de corazón y de espíritu. Sembraron odios dividiendo nuestra familia y pudrieron su conformación social.

Tal es la llamada revolución de hoy, la que se ha venido corrompiendo durante los últimos cuatro años: la que se engendró, no en la Constitución de 1917, que encarnaba más puros ideales, cuando los hombres del poder no se corrompían y pensaban en edificar una patria mejor, más equilibrada, más fuerte en lo económico y más justa en lo social."

En otra parte escribe: “Desorganizada y desmonetizada la humanidad, deberá revolucionarse para extinguirse, pues es muy grande esa humanidad. Con un diez por ciento que quede esta es más que suficiente, dijo Lenin para asegurar su plan. El del comunista esclavista feudal, regido por sus genitores. Constituidos en una sola y suya patria sin fronteras, depurada de su absurdo individual.

Definitivamente hecha un cuerpo que no piensa ni sabe a dónde va. Ellos en su solio luminoso de oro, gobernado el enorme reino de las sombras. A ese trágico fin tratan de conducirnos los que en México pretenden alterar el sentido de las dos revoluciones. Son gente de aquí, y gentes de allá, en el más absoluto contubernio ideológico y moral.

Puede ser que nos escapemos si logramos unirnos para defendernos, y si es que el monstruo materialista, impío y voraz, no triunfa con su doctrina para tragarnos sumándonos al acervo esclavo de un mundo nuevo, felón e hipócrita. De ese mundo infeliz, cada uno de los que quedaran, o de los que se procrearan, seria individualmente un número, como marca de unidad para no extraviarse y fácilmente probar saber si produce lo que come, y vale la pena de que se conserve.

Mientras tanto, aquellos desorganizadores que supieron hacer desde su principio la grandiosa desolación, comerían en mesa de oro la inagotable y fantástica fuente productiva del mundo. Este es el “gato encerrado” del comunismo, y, este el que hoy nos invita a cantar idiotamente “La Internacional”

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«El nacionalismo profundo, de arraigo, es de carácter moral, y fluye como dice Hitler, del hecho de que los ciudadanos de una nación se sientan orgullosos de pertenecer a ella, porque perciban claramente su grandeza y sus timbres de gloria, que dependen, en alto grado, de la conducta de sus gobernantes, de su honestidad y altura espiritual.

El nacionalismo verdadero, no el que predican los mercenarios de la política, nace también del amor que inspira la patria a sus hijos porque vela por ellos, les haga justicia, cuide sus intereses, proteja sus vidas y respete sus conciencias. — Un pueblo dividido por odios, que lleva consigo un pasado de crímenes y de opresión, en el que impere la violencia y el despotismo de unos cuantos, nunca podrá prohijar un nacionalismo de arraigo profundo y sincero.

Una nación donde los extranjeros disfruten, de mayores garantías que los ciudadanos, jamás logrará unificarse, organizarse, y dar vida al soñado nacionalismo. [...]

Cabe aplicar estos conceptos a México y decir con entereza que en numerosas y variadas circunstancias, millones de mexicanos nos sentimos sin patria, en el sentido de que, no encontramos en las autoridades la justicia, el respecto a nuestros derechos, la voluntad serena de velar por los intereses y necesidades de todos y que nuestros sinceros deseos de realizar una labor nacionalista chocan con el partidarismo sistemático, los odios ancestrales, las violaciones flagrantes de la ley, el desprecio ominoso y el ostracismo despiadado. ¿Será posible llegar por caminos tan extraviados a la plana realización de un nacionalismo sincero y profundo?.» 1939

~ Eduardo Pallares

FOTO: El Colegio Alemán desfila el 5 de mayo de 1938 en Puebla.

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«¿La música es un factor importante en el mejoramiento moral de un pueblo? ¿Su acción es tan benéfica sobre el espíritu como la gimnasia lo es para el cuerpo? Si respondemos afirmativamente a estas preguntas, tendremos que aceptar la necesidad de la enseñanza musical obligatoria […]

La música ejerce una acción bienhechora sobre las almas. Basta esta consideración para aceptar, desde luego, las iniciativas que tienden a ensanchar ese poder benéfico de la música. […]

¿Por qué, de un golpe audaz, no realizamos en México tan grandioso pensamiento? Los pueblos jóvenes como el nuestro tienen el derecho de intentar las más atrevidas empresas, de acometer valientemente las más osadas acciones. Ya que tanto hemos destruido, justo es que comencemos a reconstruir. Por otra parte, si diésemos una educación musical a nuestras jóvenes generaciones, no haríamos otra cosa que seguir la orientación musical de las naciones europeas, después de la guerra.

Es, en efecto, notable el hecho de que los pueblos ensangrentados y famélicos aún, vuelven los ojos hacia la música y sienten la necesidad de iniciar una saludable reacción hacia el Ideal. Francia discute la enseñanza musical obligatoria. Alemania, en medio de su ruina, sostiene un movimiento musical muy importante. Gabriel d'Annunzio, el poeta-soldado, asigna a las artes y especialmente a la música un lugar importantísimo en la nueva constitución que acaba de elaborar, al ser proclamado regente de Fiume.[…]

En Rusia, el gobierno bolchevique ha iniciado una intensa propaganda musical. Y bien: si en la Rusia caótica, sobre el montón de ruinas de una nación destrozada, sobre la desolación y la muerte se levanta la música como una dulce promesa de futuro bienestar, por qué en nuestro país, infinitamente menos desgraciado que la patria moscovita puesto que tenemos sol y pan y el corazón abierto a la esperanza, porque, decidimos, no sembrar en el corazón de los niños el culto de la música que es el culto del Ideal?

Nuestras condiciones actuales son favorables para cambiar en estudio inteligente lo que ahora es inconsciente diversión. Los beneficios que recibiría nuestro arte serían múltiples y trascendentales. Desde luego, los jóvenes, al terminar sus estudios preparatorios, se encontrarían capacitados para constituir asociaciones corales o sinfónicas; se crearía un ambiente favorable a las manifestaciones artísticas (musicales especialmente) y el público sería, en un futuro no muy lejano, más culto en música y más justiciero.

Ya no se tributarían, con la inconsciencia con que ahora se procede, las mismas ovaciones a los mediocres que a los grandes artistas. Ya es tiempo de comenzar la reconstrucción. En esa tarea, la música podría desempeñar un papel muy importante, contra la opinión de ciertos devotos del utilitarismo.» 1920

~ Manuel M. Ponce, compositor mexicano.

FOTO: El maestro Ponce con sus alumnas.

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«No sólo en el orden económico y social hemos descendido a un nivel lamentable. Como es lógico y natural, la crisis ha invadido el territorio del arte, la literatura, la poesía, la arquitectura y la música.

Hemos visto los muros de nuestros más vetustos edificios profanados por los motivos más odiosos, más antiestéticos. Nuestras joyas arquitectónicas coloniales han servido de lienzo a nuestros más discutidos artistas para hacer propaganda de sus ideas soviéticas.

Nada remoto sería que el oro de Moscú o de Trotsky haya servido de estímulo para emponzoñar el alma nacional con los motivos del odio exaltado que sienten los Marxistas judíos por todo lo que es tradición y cultura española.

Con una falta de concepto estético lamentable, en las principales ciudades del país se han levantado los edificios más horribles al lado de las más genuinas joyas de arquitectura colonial.

Muchos años hace que no surge un poeta de la talla de un Díaz Mirón o de un Amado Nervo. Nos ha invadido la música de jazz; nuestro teatro está en la más completa decadencia y nuestra literatura sufre un decaimiento letal.

Para gloria de la revolución se ha levantado el monumento más horrible que he visto en el medio mundo que llevo recorrido. Ni a los bolcheviques se les hubiera ocurrido levantar un arco tan monstruoso.» 1940

~ Alfredo B. Cuellar, miembro fundador de la Asociación Nacional de Charros y miembro del Partido Fascista Mexicano.

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