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Forwarded from 𝗠𝘂𝗻𝗱𝗼 𝗠𝗮𝗿𝗮𝘃𝗶𝗹𝗹𝗼𝘀𝗼 𝗖𝗮𝗻𝗮𝗹 🎉
En el cielo brillan corazones,
susurros de amor en cada rincón,
flores y risas, dulces canciones,
celebramos juntos esta conexión.
Manos entrelazadas, miradas sinceras,
promesas que florecen como el amanecer,
en cada latido, nuestras almas enteras,
hoy el amor danza, nos invita a creer.
Amistad y cariño, la vida compartida,
un abrazo cálido que todo lo abraza,
en este 14 de febrero, la vida es querida,
celebramos el amor, que siempre nos alcanza.
Chriss🤩
susurros de amor en cada rincón,
flores y risas, dulces canciones,
celebramos juntos esta conexión.
Manos entrelazadas, miradas sinceras,
promesas que florecen como el amanecer,
en cada latido, nuestras almas enteras,
hoy el amor danza, nos invita a creer.
Amistad y cariño, la vida compartida,
un abrazo cálido que todo lo abraza,
en este 14 de febrero, la vida es querida,
celebramos el amor, que siempre nos alcanza.
Chriss
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En un pequeño pueblo, donde el tiempo parecía haberse detenido, el 14 de febrero se erguía como una esperanza en medio del invierno. Las calles, adornadas con guirnaldas de corazones rojos y rosas silvestres, vibraban con la anticipación de un amor que florecía. Los habitantes, envueltos en una atmósfera de ensueño, se entregaban a la efervescencia de la celebración, mientras las campanas de la iglesia resonaban con melodías que evocaban pasiones ocultas y susurros furtivos.
En el corazón del pueblo, una modesta cafetería se convertía en el epicentro de las emociones. Las mesas, dispuestas con delicadeza y ataviadas con velas parpadeantes, ofrecían un refugio para aquellos que anhelaban compartir sus sentimientos. Allí, dos almas errantes se encontraron por azar, sus miradas entrelazándose como hilos dorados en un tapiz de posibilidades. Las conversaciones fluían con vino tinto en copas , mientras el mundo exterior se desvanecía en la penumbra.
A medida que la noche avanzaba, el cielo se iluminaba con un despliegue de estrellas titilantes, como si el universo celebrara su unión. En un instante sublime, el tiempo se detuvo y el silencio se llenó de promesas no pronunciadas. Con un gesto delicado, las manos se encontraron, marcando el inicio de una travesía compartida. Así, en aquella mágica noche, dos corazones solitarios se transformaron en uno solo, recordando a todos que el amor, en su forma más pura y auténtica, siempre encuentra el camino hacia la luz.
Chriss🤩
En el corazón del pueblo, una modesta cafetería se convertía en el epicentro de las emociones. Las mesas, dispuestas con delicadeza y ataviadas con velas parpadeantes, ofrecían un refugio para aquellos que anhelaban compartir sus sentimientos. Allí, dos almas errantes se encontraron por azar, sus miradas entrelazándose como hilos dorados en un tapiz de posibilidades. Las conversaciones fluían con vino tinto en copas , mientras el mundo exterior se desvanecía en la penumbra.
A medida que la noche avanzaba, el cielo se iluminaba con un despliegue de estrellas titilantes, como si el universo celebrara su unión. En un instante sublime, el tiempo se detuvo y el silencio se llenó de promesas no pronunciadas. Con un gesto delicado, las manos se encontraron, marcando el inicio de una travesía compartida. Así, en aquella mágica noche, dos corazones solitarios se transformaron en uno solo, recordando a todos que el amor, en su forma más pura y auténtica, siempre encuentra el camino hacia la luz.
Chriss
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Yo nunca conocí el amor porque tenía miedo
Solo a través de una canción, viví ese sentimiento
Es que, son raras las historias con final feliz
Pero un día Dios, me sorprendió y pensó en mi
Y ni en mis sueños, pude imaginar poderte encontrar
Al ver tus ojos, todo lo demás dejó de importar
Tomada de tu mano, donde estés yo quiero estar
Porque cuando llegaste tú, me diste lo que me faltaba
Porque hasta el día en que te vi, supe lo que necesitaba
Porque cuando llegaste tú, le diste vida a mi vida
Y pude descubrir en mi la parte que no conocía
Te miro y no puedo evitar, volverme a enamorar
Cada día un poco más
Nunca necesité a alguien más, o eso yo pensaba
Hay tanto que por fin entiendo desde tu llegada (llegada)
Rompiste todos mis esquemas cuando te besé
Para merecer (merecer), todo este amor algo hice bien
Y ni en mis sueños, pude imaginar poderte encontrar (encontrar)
Al ver tus ojos, todo lo demás dejó de importar
Tomada de tu mano, donde estés yo quiero estar
Porque cuando llegaste tú, me diste lo que me faltaba
Porque hasta el día en que te vi, supe lo que necesitaba
Porque cuando llegaste tú, le diste vida a mi vida
Y pude descubrir en mi la parte que no conocía
Te miro y no puedo evitar, volverme a enamorar
Cada día un poco más (mmm-mm)
Cada día un poco más
Solo a través de una canción, viví ese sentimiento
Es que, son raras las historias con final feliz
Pero un día Dios, me sorprendió y pensó en mi
Y ni en mis sueños, pude imaginar poderte encontrar
Al ver tus ojos, todo lo demás dejó de importar
Tomada de tu mano, donde estés yo quiero estar
Porque cuando llegaste tú, me diste lo que me faltaba
Porque hasta el día en que te vi, supe lo que necesitaba
Porque cuando llegaste tú, le diste vida a mi vida
Y pude descubrir en mi la parte que no conocía
Te miro y no puedo evitar, volverme a enamorar
Cada día un poco más
Nunca necesité a alguien más, o eso yo pensaba
Hay tanto que por fin entiendo desde tu llegada (llegada)
Rompiste todos mis esquemas cuando te besé
Para merecer (merecer), todo este amor algo hice bien
Y ni en mis sueños, pude imaginar poderte encontrar (encontrar)
Al ver tus ojos, todo lo demás dejó de importar
Tomada de tu mano, donde estés yo quiero estar
Porque cuando llegaste tú, me diste lo que me faltaba
Porque hasta el día en que te vi, supe lo que necesitaba
Porque cuando llegaste tú, le diste vida a mi vida
Y pude descubrir en mi la parte que no conocía
Te miro y no puedo evitar, volverme a enamorar
Cada día un poco más (mmm-mm)
Cada día un poco más
Dicen que ya no es la misma que antes... que cambió la prisa por la paciencia, las lágrimas por risas. Que ahora se toma tranquila un café cargado de soles matutinos, que ha dejado el lastre del ayer reposando en un estante lejano y que se ha despedido de aquel anhelo que nunca llegó a ser. Cuentan que se ha vuelto un crisol de magia serena, que la nostalgia ya no encuentra resquicio donde anidar y que la melancolía se disipó como bruma al amanecer.
Dicen que ahora vive distinto... que las cicatrices son mapas de aprendizaje, que poco le perturba el ruido externo y que escucha con atención la voz que emana de su interior. Rumoran que ahora se celebra a sí misma en cada ciclo lunar, desde el despertar del invierno hasta el letargo del otoño, y que siempre recuerda que su bienestar es la primera melodía de su orquesta.
Y entonces llegaste tú. Antes, la idea de la entrega completa me aterraba, me mantenía a resguardo en una fortaleza de autoprotección. Pero tu presencia fue un suave amanecer, disipando las sombras que me aprisionaban. Cada encuentro se convirtió en una revelación de miradas que derribó muros invisibles. En tus ojos encontré un reflejo de mi yo más auténtico, aquel que anhelaba libertad y conexión genuina, y supe que la espera, por fin, había valido la pena.
Chriss🤩
Dicen que ahora vive distinto... que las cicatrices son mapas de aprendizaje, que poco le perturba el ruido externo y que escucha con atención la voz que emana de su interior. Rumoran que ahora se celebra a sí misma en cada ciclo lunar, desde el despertar del invierno hasta el letargo del otoño, y que siempre recuerda que su bienestar es la primera melodía de su orquesta.
Y entonces llegaste tú. Antes, la idea de la entrega completa me aterraba, me mantenía a resguardo en una fortaleza de autoprotección. Pero tu presencia fue un suave amanecer, disipando las sombras que me aprisionaban. Cada encuentro se convirtió en una revelación de miradas que derribó muros invisibles. En tus ojos encontré un reflejo de mi yo más auténtico, aquel que anhelaba libertad y conexión genuina, y supe que la espera, por fin, había valido la pena.
Chriss
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Cada "te amo" era un puente colgante sobre un abismo de kilómetros, cada "buenos días" y "buenas noches" eran promesas susurradas al viento, esperando que la brisa las llevara hasta ti. Te deseaba en cada imagen, en cada canción, en cada recuerdo que se filtraba por los poros de mi piel. Me imaginaba tus manos sobre mi cuerpo, tu aliento en mi cuello, y mordía mis labios, cerraba los ojos, luchando contra esa frustración que me carcomía por dentro.
Escribo cartas que nunca enviaré, poemas que gritan tu nombre en silencio. Colecciono capturas de pantalla de nuestras conversaciones, reliquias de un pasado que se siente tan vivo y, a la vez, tan lejano. Me aferro a la esperanza, a la fe ciega de que algún día la distancia se acortará, que podré sentir tu piel contra la mía, respirar tu aroma, sin la mediación fría de una pantalla.
Pero a veces, en la quietud de la noche, cuando el silencio se vuelve ensordecedor, me pregunto si todo esto vale la pena. Si este amor virtual, alimentado por imágenes y palabras escritas, puede realmente sobrevivir a la prueba del tiempo. Y entonces, el miedo me invade, la duda me paraliza, y solo puedo susurrar tu nombre, esperando que me escuches, esperando que me sientas, al otro lado de la pantalla.
Chriss🦋
Escribo cartas que nunca enviaré, poemas que gritan tu nombre en silencio. Colecciono capturas de pantalla de nuestras conversaciones, reliquias de un pasado que se siente tan vivo y, a la vez, tan lejano. Me aferro a la esperanza, a la fe ciega de que algún día la distancia se acortará, que podré sentir tu piel contra la mía, respirar tu aroma, sin la mediación fría de una pantalla.
Pero a veces, en la quietud de la noche, cuando el silencio se vuelve ensordecedor, me pregunto si todo esto vale la pena. Si este amor virtual, alimentado por imágenes y palabras escritas, puede realmente sobrevivir a la prueba del tiempo. Y entonces, el miedo me invade, la duda me paraliza, y solo puedo susurrar tu nombre, esperando que me escuches, esperando que me sientas, al otro lado de la pantalla.
Chriss
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No siempre habrá cenas románticas, viajes espectaculares o grandes gestos. A veces, el amor se esconde en las cosas más pequeñas: en una mirada que dice "te entiendo", en una taza de café caliente en la mañana, en un "llegaste bien" después de un día difícil. El amor no se mide en grandeza, sino en constancia. Quiero un amor que haga de lo cotidiano algo extraordinario, porque al final, lo que más importa no son los momentos grandiosos, sino la suma de todos los pequeños detalles que construyen una historia para toda la vida.
Forwarded from Bullet Promotion
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Forwarded from 🍒 🆁🅴🅳 🅻🅸🆂🆃 🍒 Promocion VIP
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En la cúspide del existir, dos individualidades disímiles confluyeron, movidas por una consonancia inefable. Aquel ser, de espíritu bullente y dicción florida, encontró asilo en la parquedad marmórea del otro. Compartían un nexo que superaba la necesidad del coloquio, una comprensión implícita cimentada en la fidelidad indeleble. Se revelaban, sin proferir vocablo alguno, la intrincada geografía de sus pavores, ambiciones y frustraciones. Su compañerismo era un convenio mudo, una promesa esculpida en el topacio del tiempo, donde la reserva se alzaba como defensa inconmovible contra las adversidades del mundo circundante.
El mutismo, lejos de ser un erial, se tornaba el crisol donde sus reflexiones se amalgamaban y purificaban. No requerían de vocablos altisonantes o proclamaciones resonantes para ratificar su afecto. Era suficiente una ojeada, un ademán tenue, una imperceptible modulación en la compostura para elucidar el dédalo del interior ajeno. En ese cosmos carente de algarabías, germinaba una comunicación refinada, donde la veracidad surgía despojada, exenta de ornamentos vanos y declamaciones falaces. Aquella atadura, labrada en la umbría de la circunspección, era más robusta que cualquier voto lanzado al viento.
De este modo, discurrían sus existencias, paralelas e íntimamente imbricadas. En el compartido respeto por el sigilo, descubrían la quintaesencia de la verdadera filiación. Entendían que el mérito de una confidencia residía en la promesa tácita de su resguardo, en la certeza absoluta de que nunca sería empleada como proyectil ofensivo o mercadería de trueque. Su ligamen era un recinto sacrosanto, un vergel de quietud en medio del desierto del individualismo, donde el silencio se proyectaba como el más locuaz de los testimonios.
El mutismo, lejos de ser un erial, se tornaba el crisol donde sus reflexiones se amalgamaban y purificaban. No requerían de vocablos altisonantes o proclamaciones resonantes para ratificar su afecto. Era suficiente una ojeada, un ademán tenue, una imperceptible modulación en la compostura para elucidar el dédalo del interior ajeno. En ese cosmos carente de algarabías, germinaba una comunicación refinada, donde la veracidad surgía despojada, exenta de ornamentos vanos y declamaciones falaces. Aquella atadura, labrada en la umbría de la circunspección, era más robusta que cualquier voto lanzado al viento.
De este modo, discurrían sus existencias, paralelas e íntimamente imbricadas. En el compartido respeto por el sigilo, descubrían la quintaesencia de la verdadera filiación. Entendían que el mérito de una confidencia residía en la promesa tácita de su resguardo, en la certeza absoluta de que nunca sería empleada como proyectil ofensivo o mercadería de trueque. Su ligamen era un recinto sacrosanto, un vergel de quietud en medio del desierto del individualismo, donde el silencio se proyectaba como el más locuaz de los testimonios.
Un alma, inmersa en la melancolía de un amor no osado, tejía un tapiz de sentimientos silentes, un jardín secreto donde la admiración era el manantial y la discreción, el guardián. Decidió, con la sabiduría de un anciano, cultivar la veneración en el sosiego, pues en la placidez del mutismo no hallaba el eco mordaz del desdén.
Prefirió la compañía austera de su propia sombra, pues en la reclusión, la imagen idealizada del ser amado le pertenecía solo a ella, libre de las imperfecciones del mundo tangible. En la lejanía, encontró un escudo contra las flechas envenenadas del desengaño, un refugio donde la ilusión podía danzar sin ser perturbada por la cruda realidad. El afecto, cual brisa estival, se elevaba en sus pensamientos, un contacto tenue y fugaz, menos impetuoso que la efímera presión de sus labios.
Y, finalmente, optó por albergar a su amado en el santuario de sus quimeras, pues allí, en el reino ilimitado de lo irreal, su conexión no conocía fronteras, ni el cruel dictamen del tiempo. En ese universo onírico, la amistad, depurada de las tribulaciones terrenales, se manifestaba en su forma más pura y perdurable, un edén privado donde el amor silencioso era la más hermosa de las sinfonías.
Chriss🤩
Prefirió la compañía austera de su propia sombra, pues en la reclusión, la imagen idealizada del ser amado le pertenecía solo a ella, libre de las imperfecciones del mundo tangible. En la lejanía, encontró un escudo contra las flechas envenenadas del desengaño, un refugio donde la ilusión podía danzar sin ser perturbada por la cruda realidad. El afecto, cual brisa estival, se elevaba en sus pensamientos, un contacto tenue y fugaz, menos impetuoso que la efímera presión de sus labios.
Y, finalmente, optó por albergar a su amado en el santuario de sus quimeras, pues allí, en el reino ilimitado de lo irreal, su conexión no conocía fronteras, ni el cruel dictamen del tiempo. En ese universo onírico, la amistad, depurada de las tribulaciones terrenales, se manifestaba en su forma más pura y perdurable, un edén privado donde el amor silencioso era la más hermosa de las sinfonías.
Chriss
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Anhelaba, con la fervorosa constancia un encuentro fortuito. Visualizaba el instante, impregnada de una expectación latente, consciente de la posibilidad de esa grata sorpresa que la vida, pródiga en ocasiones inesperadas, pudiera depararle. Intuía que, llegada la hora, su efluvio predilecto, aquel que otrora cautivara sus sentidos, le delataría a kilómetros de distancia.
Se imaginaba ataviada con una elegancia deslumbrante, un compendio de sofisticación y estilo, realzado por la maestría de un maquillaje impecable y el altivo porte de unos tacones exquisitos, su perdición confesa. Le obsequiaría una sonrisa, un gesto sincero que evocara la camaradería pretérita, y él respondería con una cortesía similar. Se acercaría con determinación, entregando un beso sonoro, una reminiscencia de las despedidas agridulces que marcaban el fin de jornadas compartidas. Intercambiarían preguntas superficiales, antes de sucumbir a la imperiosa necesidad de retomar la conversación en un ambiente más propicio, ya fuera la atmósfera bohemia de un local nocturno o la calidez reconfortante de un café. Agradecería en silencio, la dádiva de ese instante, reprimiendo el anhelo vehemente de fundirse en un abrazo.
Rememorarían, entre risas cómplices, las proezas del pasado, o al menos lo intentarían, abstraídos del bullicio mundano, concentrados en la magia de la reconexión. Si el destino les guiara a un bar, la embriaguez etílica desataría recuerdos entrañables, evocando la química innegable que les definía. Si, por el contrario, optaran por la sobriedad de una cafetería, la noche se transformaría en una aventura clandestina, donde los instintos prevalecerían sobre las convenciones. Pues, aunque las palabras hubieran narrado una parte de su historia, el lenguaje del cuerpo permanecía silente, ávido de expresar la nostalgia acumulada, el deseo reprimido de sentir el tacto familiar, la caricia anhelada. Sus extremidades suspirarían ante la promesa de un reencuentro íntimo, y ella se deleitaría al contemplar su sorpresa al descubrir su indumentaria más seductora. Porque, en la profundidad de su ser, él había sido, es y siempre será su única y eterna obsesión.
Chriss🤩
Se imaginaba ataviada con una elegancia deslumbrante, un compendio de sofisticación y estilo, realzado por la maestría de un maquillaje impecable y el altivo porte de unos tacones exquisitos, su perdición confesa. Le obsequiaría una sonrisa, un gesto sincero que evocara la camaradería pretérita, y él respondería con una cortesía similar. Se acercaría con determinación, entregando un beso sonoro, una reminiscencia de las despedidas agridulces que marcaban el fin de jornadas compartidas. Intercambiarían preguntas superficiales, antes de sucumbir a la imperiosa necesidad de retomar la conversación en un ambiente más propicio, ya fuera la atmósfera bohemia de un local nocturno o la calidez reconfortante de un café. Agradecería en silencio, la dádiva de ese instante, reprimiendo el anhelo vehemente de fundirse en un abrazo.
Rememorarían, entre risas cómplices, las proezas del pasado, o al menos lo intentarían, abstraídos del bullicio mundano, concentrados en la magia de la reconexión. Si el destino les guiara a un bar, la embriaguez etílica desataría recuerdos entrañables, evocando la química innegable que les definía. Si, por el contrario, optaran por la sobriedad de una cafetería, la noche se transformaría en una aventura clandestina, donde los instintos prevalecerían sobre las convenciones. Pues, aunque las palabras hubieran narrado una parte de su historia, el lenguaje del cuerpo permanecía silente, ávido de expresar la nostalgia acumulada, el deseo reprimido de sentir el tacto familiar, la caricia anhelada. Sus extremidades suspirarían ante la promesa de un reencuentro íntimo, y ella se deleitaría al contemplar su sorpresa al descubrir su indumentaria más seductora. Porque, en la profundidad de su ser, él había sido, es y siempre será su única y eterna obsesión.
Chriss
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Se complacía en la quietud de la noche, cuando el mundo se sumía en el silencio, su recuerdo irrumpiera con la fuerza de un torbellino, apoderándose de sus pensamientos y desvelándole. Se aferraba a la ilusión de que, en esos instantes de introspección, la añoranza le impulsara a abrazarla con el poder del intelecto, a estrecharla contra su pecho imaginario, negándose a dejarla escapar.
Nutría la esperanza de que su imagen, como un haz de luz en la oscuridad, provocara una sonrisa espontánea en sus labios, un reflejo de la alegría que otrora compartieran. Anhelaba ser la musa de sus sueños, la melodía que resonaba en su mente, la razón de una felicidad fugaz, pero intensa. Se aferraba a la creencia de que, aunque el tiempo y la distancia les separaran, existían momentos en los que, inevitablemente, su pensamiento se desviaba hacia ella, aunque fuera por un instante fugaz.
Con una melancolía dulce, suspiraba deseando ser objeto, aunque fuese brevemente, de su reflexión. Soñaba con ocupar un rincón en su psique, ser una sombra persistente en su memoria, la chispa que encendiera la llama de la añoranza. Porque, en el laberinto de sus sentimientos, la esperanza de ser recordada era el bálsamo que mitigaba la soledad, la promesa de una conexión que, a pesar de la lejanía, seguía latiendo en el silencio.
Chriss🤩
Nutría la esperanza de que su imagen, como un haz de luz en la oscuridad, provocara una sonrisa espontánea en sus labios, un reflejo de la alegría que otrora compartieran. Anhelaba ser la musa de sus sueños, la melodía que resonaba en su mente, la razón de una felicidad fugaz, pero intensa. Se aferraba a la creencia de que, aunque el tiempo y la distancia les separaran, existían momentos en los que, inevitablemente, su pensamiento se desviaba hacia ella, aunque fuera por un instante fugaz.
Con una melancolía dulce, suspiraba deseando ser objeto, aunque fuese brevemente, de su reflexión. Soñaba con ocupar un rincón en su psique, ser una sombra persistente en su memoria, la chispa que encendiera la llama de la añoranza. Porque, en el laberinto de sus sentimientos, la esperanza de ser recordada era el bálsamo que mitigaba la soledad, la promesa de una conexión que, a pesar de la lejanía, seguía latiendo en el silencio.
Chriss
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Se entregó en cuerpo y alma con vehemencia inusitada, desatando una cascada de sensaciones que inundaron cada rincón de su ser. Con movimientos acompasados y gestos delicados, exploró cada recoveco de su anatomía, despertando los sentidos dormidos y elevando la pasión a su máxima expresión. Fue un intercambio de energía pura, un diálogo sin palabras donde los cuerpos se fundieron en un abrazo eterno, buscando la conexión más profunda y trascendental.
Lo amó con la intensidad de un volcán en erupción, dejándose llevar por la vorágine del deseo hasta alcanzar el éxtasis sublime. Cada roce, cada beso, cada caricia eran una declaración de amor incondicional, un tributo a la belleza del encuentro y la magia del instante. Se entregó por completo, sin reservas ni ataduras, dispuesta a explorar los límites del placer y la sensualidad en un juego de seducción irresistible.
Lo veneró hasta la extenuación, hasta agotar la última gota de energía, hasta dejarlo rendido ante la magnificencia de su entrega. Fue un acto de amor supremo, una ofrenda generosa que trascendió lo físico para alcanzar un plano espiritual. Y en el silencio posterior, en la calma siguió la tormenta, quedó la huella imborrable del amor inagotable.
Chriss🌟
Lo amó con la intensidad de un volcán en erupción, dejándose llevar por la vorágine del deseo hasta alcanzar el éxtasis sublime. Cada roce, cada beso, cada caricia eran una declaración de amor incondicional, un tributo a la belleza del encuentro y la magia del instante. Se entregó por completo, sin reservas ni ataduras, dispuesta a explorar los límites del placer y la sensualidad en un juego de seducción irresistible.
Lo veneró hasta la extenuación, hasta agotar la última gota de energía, hasta dejarlo rendido ante la magnificencia de su entrega. Fue un acto de amor supremo, una ofrenda generosa que trascendió lo físico para alcanzar un plano espiritual. Y en el silencio posterior, en la calma siguió la tormenta, quedó la huella imborrable del amor inagotable.
Chriss
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Aun con los párpados clausurados a la vigilia, su imagen persistía, grabada a fuego en la retina de la mente. Evocaba la tersura húmeda de sus labios, un néctar visual que exacerbaba sus anhelos más recónditos. El despertar llegaba, no como un cese de la fantasía, sino como una intensificación de la misma, impulsado por el reclamo impetuoso de sus sentidos. Ansiaba impregnarse del efluvio sutil de sus feromonas, un perfume invisible que lo arrastraba a un torbellino de sensaciones.
Visualizaba la epidermis que emanaba sensualidad en cada poro, la silueta delineada por la presión del sostén, una huella que avivaba su deseo. Aquel ser, etéreo e inalcanzable, perturbaba su sosiego, inundando cada crepúsculo con la energía latente que se manifestaba en la comisura de sus labios. Intentaba conciliar el sueño, doblegado ante la imperiosa necesidad de saborear, aunque fuera en sueños, el aroma embriagador que despedía su ser.
Anhelaba apoderarse del rastro que impregnaba sus manos al recoger su cuerpo. Fantaseaba con las marcas indelebles de su piel, con los vestigios invisibles de sus fluidos, testigos silenciosos de su intimidad. Se debatía entre la cordura y la obsesión de deseos que consumía con fuerza de una llama eterna.
Chriss🤩
Visualizaba la epidermis que emanaba sensualidad en cada poro, la silueta delineada por la presión del sostén, una huella que avivaba su deseo. Aquel ser, etéreo e inalcanzable, perturbaba su sosiego, inundando cada crepúsculo con la energía latente que se manifestaba en la comisura de sus labios. Intentaba conciliar el sueño, doblegado ante la imperiosa necesidad de saborear, aunque fuera en sueños, el aroma embriagador que despedía su ser.
Anhelaba apoderarse del rastro que impregnaba sus manos al recoger su cuerpo. Fantaseaba con las marcas indelebles de su piel, con los vestigios invisibles de sus fluidos, testigos silenciosos de su intimidad. Se debatía entre la cordura y la obsesión de deseos que consumía con fuerza de una llama eterna.
Chriss
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