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5798 - Telegram Web
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San Agustín, contra Faustum, 17,2¿Por qué dice también en el mismo sermón, que no se creyese que había venido a destruir la ley, dando más bien a entender con eso que la destruía realmente? Pues de otro modo nunca los judíos hubieran sospechado tal cosa. A lo cual contesta San Agustín: esto es muy pobre, pues no negamos que para los judíos que no entendían, Cristo fuese un destructor de la ley y los profetas.Otra vez Fausto:

San Agustín, contra Faustum, 17,2¿Para qué esto cuando la ley y los profetas no necesitan cumplimiento, puesto que se dice en el Deuteronomio: "Observarás estos preceptos que te ordeno, y no añadirás nada a ellos, ni disminuirás?" ( Dt 12,32). A lo que contesta San Agustín:

San Agustín, contra Faustum, 17,6No entiende Fausto lo que quiere decir cumplir la ley, cuando cree que esto debe entenderse de la adición de palabras. La plenitud de la ley es la caridad, la que concedió nuestro Señor enviando a los fieles el Espíritu Santo. Se cumple, pues, la ley, o cuando se practica lo que manda, o cuando se manifiestan las cosas que están profetizadas.Sigue Fausto:

San Agustín, contra Faustum, 18,1Cuando confesamos que Jesucristo ha formado el Nuevo Testamento, ¿qué otra cosa decimos sino que a la vez había destruido el Antiguo? A lo cual contesta San Agustín:

San Agustín, contra Faustum, 18,4En el Antiguo Testamento estaba prefigurado cuanto había de suceder. Sus figuras habían de ser suprimidas por las mismas obras que Jesucristo practicaba, con el objeto de que la ley y los profetas se cumpliesen, toda vez que en ellas está escrito, que habría de formarse un Nuevo Testamento.Añade Fausto:

San Agustín, contra Faustum, 18, 2Si Jesucristo dijo esto, o lo dijo significando otra cosa, o -lo que no es de creer- lo dijo mintiendo, o en absoluto no lo dijo -pero que Jesucristo mintiese nadie puede asegurarlo- y que por esto dijese otra cosa, o en realidad que no dijese nada; me persuado, pues, contra la necesidad de este capítulo, y la fe de los maniqueos me confirma en ello, de que las cosas que en un principio se leen como escritas respecto del Salvador, no todas pueden creerse. Hay mucha cizaña que cierto sembrador colocó en casi todas las escrituras, como divagando en perjuicio de la buena semilla. A lo cual contesta San Agustín:

San Agustín, contra Faustum, 18,7el maniqueo ha enseñado una perversidad impía para que aceptes del Evangelio, lo que tu herejía no te impida que aceptes, sin embargo para que lo que te impida aceptar no lo aceptes. Nosotros, según nos enseña el Apóstol en la carta primera a los de Galacia (1,9), guardamos una piadosa prudencia, y por ello anatematizamos a todo aquel que nos enseñe algo contrario a lo que de los Apóstoles hemos recibido. Nuestro Señor nos dice también por San Mateo que debemos entender por cizaña, no el que se mezclen algunas falsedades en las verdaderas escrituras -como tú interpretas- sino los hombres que son hijos del espíritu maligno.Añade Fausto:

San Agustín, contra Faustum, 18, 3Cuando un judío te arguya porque no observas los preceptos de la ley y de los profetas, que Jesucristo dijo no había venido a abrogar sino a cumplir, te verás obligado a confesarte, o como subyugado a la falsa superstición, o a decir que el capítulo es falso, o a negar que tú seas verdadero discípulo de Cristo. A lo que contesta San Agustín:

San Agustín, contra Faustum, 18,7Los católicos nada tienen que temer de ese capítulo -como si no cumpliesen la ley y los profetas-, porque tienen la caridad de Dios y del prójimo, preceptos en los cuales están resumidos toda la ley y los profetas. Y todo lo que allí está profetizado por los acontecimientos, las ceremonias y las palabras figuradas lo reconocen cumplido en Jesucristo y en la Iglesia. De donde se deduce que ni estamos sometidos a la superstición, ni negamos la veracidad de este capítulo, ni que somos discípulos de Cristo.
San Agustín, contra Faustum, 19,16El que dice que: si Jesucristo no hubiese abrogado la ley y los profetas, aquellos sacramentos de la ley y de los profetas hubiesen continuado celebrándose entre los cristianos, éste puede también decir que: si Jesucristo no hubiese abrogado la ley y los profetas, aún subsistiría anunciado que habría de nacer, padecer y resucitar. Pero más bien que abrogarlos, los ha cumplido, puesto que ya no se promete que nacerá, padecerá y resucitará. Porque aquellas profecías se referían a una persona que ya existió, anunciándose que ya ha nacido, padecido y resucitado. Estos misterios son admitidos por los cristianos y podemos decir que estas profecías ya se han realizado. Se comprende, desde luego, cuán grande sea el error en que viven todos aquellos que creen que, cuando se han mudado las señales y los sacramentos han resultado nuevas las cosas que entre los profetas se anunciaron como futuras y el Evangelio prueba que ya se han cumplido.Sigue Fausto:

San Agustín, contra Faustum, 19,1Debe averiguarse si Jesucristo dijo esto y por qué lo dijo. Si lo dijo con el objeto de no despertar el furor de los judíos que, viendo sus cosas santas confundidas por Jesucristo, no creían oportuno oírle; o bien para persuadirnos a que aceptásemos el yugo de la ley, nosotros que debíamos creer entre los gentiles.

San Agustín, contra Faustum, 19, 2Si no fue éste el motivo que le impulsó a hablar así, debe ser el que ya he dicho, y ni en ello ha mentido. Hay tres clases de leyes: una de los hebreos, que San Pablo en su carta a los romanos apellida de pecado y de muerte; otra de los gentiles, a la cual llama natural, diciendo a los romanos: "Los gentiles practican naturalmente lo que manda la ley" ( Rom 2,14); y otra de verdad, acerca de la cual dijo también a los romanos: "La ley es espíritu de vida", etc ( Rom 8,2). Igualmente los profetas: los hay de los judíos, muy conocidos; de los gentiles, de quienes dice San Pablo a Tito: "Uno de sus profetas ha dicho"; y de la verdad, de quienes dice Jesucristo por medio de San Mateo: "Os envío profetas y sabios" ( Mt 23,24). (l. 19, c. 3) Y en verdad, si hubiese manifestado las observancias de los hebreos respecto de su cumplimiento, no hubiese resultado la duda acerca de que había dicho esto refiriéndose a la ley de los judíos y de los profetas. En ello sólo refiere los preceptos más antiguos -esto es, no matarás, no fornicarás-, que en otro tiempo fueron promulgados por Enoc y Set y los demás judíos, ¿a quién no parece que esto lo dijo El refiriéndose a la ley y a los profetas? En lo que parece que mencionó ciertas cosas de los judíos, las arrancó casi de raíz, mandando lo contrario, como es esto que dice: "Ojo por ojo, diente por diente" ( Ex 21,24). A lo que dice San Agustín:

San Agustín, contra Faustum, 19,7Manifiesto es, qué ley y qué profetas no vino Cristo a derogar sino a cumplir la misma ley que promulgó Moisés. Jesucristo no cumplió solamente, como dice Fausto, los preceptos trasmitidos por los justos antiguos, antes de la ley de Moisés, ni derogó los que eran propios de la ley de los judíos (19,17), como éste: "No matarás" ( Ex 20,13). Nosotros, pues, decimos que estas cosas estuvieron bien mandadas en su tiempo y que ahora no han sido aprobadas por Jesucristo, sino cumplidas como se expresa en los demás preceptos. Tampoco entienden esto los que continúan viviendo en aquella perversidad para obligar a los gentiles a judaizar, como son los herejes que se llaman nazarenos.




Sea todo a la mayor gloria de Dios.
Santo Evangelio del Día 28 de enero
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   SAN PEDRO NOLASCO,Confesor

n. hacia el año 1182 en Languedoc, Francia;† 25 de diciembre de 1258

Doble
(ornamentos blancos)
Nadie tiene amor mayorque el que da su vida por sus amigos.(Juan 15, 13)



LecciónHermanos: Pues creo que Dios, a nosotros los apóstoles, nos exhibió como los últimos (de todos), como destinados a muerte; porque hemos venido a ser espectáculo para el mundo, para los ángeles y para los hombres. Nosotros somos insensatos por Cristo, mas vosotros, sabios en Cristo; nosotros débiles, vosotros fuertes; vosotros gloriosos, nosotros despreciados. Hasta la hora presente sufrimos hambre y sed, andamos desnudos, y somos abofeteados, y no tenemos domicilio. Nos afanamos trabajando con nuestras manos; afrentados, bendecimos; perseguidos, sufrimos; infamados, rogamos; hemos venido a ser como la basura del mundo, y el desecho de todos, hasta el día de hoy. No escribo estas líneas para avergonzaros, sino que os amonesto como a hijos míos queridos.I Corintios IV, 9-14
EvangelioEn aquel tiempo: Dijo Jesús a sus discípulos: No tengais temor, pequeño rebaño mío, porque plugo a vuestro Padre daros el Reino. Vended aquello que poseéis y dad limosna. Haceos bolsas que no se envejecen, un tesoro inagotable en los cielos, donde el ladón no llega, y donde la polilla no destruye. Porque allí donde está vuestro tesoro, allí también está vuestro corazón”.Lucas XII, 32-34

Catena Aurea
San Cirilo, in Cat. graec. PatrManifiesta por qué no deben temer, añadiendo: "Porque a vuestro Padre plugo", etc, como diciendo: ¿Cómo aquél que concede gracias tan extraordinarias, dejará de tener clemencia con vosotros? Aun cuando aquí esta grey sea pequeña -por su naturaleza, su número y su gloria-, sin embargo la bondad del Padre ha dispensado a este pequeño rebaño la suerte de los espíritus celestiales, es decir el reino de los cielos. Por tanto, para que poseáis el reino de los cielos debéis despreciar las riquezas de la tierra. Así dice: "Vended lo que poseéis", etc.

BedaComo diciendo: no temáis que falten las cosas necesarias a los que en esta vida trabajan por el reino de Dios. Más aún, vendan también lo que poseen y denlo de limosna. Esto se hace dignamente cuando alguno, una vez que ha dejado todos sus bienes por el Señor, no obstante gana con el trabajo de sus manos por el reino, lo necesario para el alimento y para dar limosna.

TeofilatoPero como no todo se quita por el robo, da una razón más poderosa y que no admite réplica diciendo: "Porque donde está vuestro tesoro está vuestro corazón". Como diciendo: supongamos que la polilla no destruya, ni el ladrón robe, ¿cuán digno de suplicio no será tener el corazón aprisionado en un tesoro oculto y hundir en la tierra una obra divina como el alma?

San Eusebio, in Cat. graec. PatrPorque todo hombre depende naturalmente de aquello de que está apasionado y fija toda su alma en aquello que cree que puede darle todo lo que le conviene. Por tanto, si alguno fija toda su atención y su afecto -lo que llamó corazón- en las cosas de la vida presente, únicamente se ocupa de las cosas de la tierra. Pero si se fija en las cosas del cielo, allí tendrá también su corazón. De modo que parecerá que trata con los hombres sólo por el cuerpo, pero que su alma ha alcanzado ya las mansiones del cielo.



Sea todo a la mayor gloria de Dios.
Santo Evangelio del Día 29 de enero
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   SAN FRANCISCO DE SALES,Obispo, Confesor y Doctor de la Iglesia

n. 1567 en Sales, Saboya;† 28 de diciembre de 1622 en Lyon, Francia
Doble
(ornamentos blancos)
EvangelioEn aquel tiempo: Dijo Jesús a sus discípulos: “Vosotros sois la sal de la tierra. Mas si la sal pierde su sabor, ¿con qué será salada? Para nada vale ya, sino para que, tirada fuera, la pisen los hombres. Vosotros sois la luz del mundo. No puede esconderse una ciudad situada sobre una montaña. Y no se enciende una candela para ponerla debajo del celemín, sino sobre el candelero, y (así) alumbra a todos los que están en la casa. Así brille vuestra luz ante los hombres, de modo tal que, viendo vuestras obras buenas, glorifiquen a vuestro Padre del cielo”. “No vayáis a pensar que he venido a abolir la Ley y los Profetas. Yo no he venido para abolir, sino para dar cumplimiento. En verdad os digo, hasta que pasen el cielo y la tierra, ni una jota, ni un ápice de la Ley pasará, sin que todo se haya cumplido. Por lo tanto, quien violare uno de estos mandamientos, ( aun ) los mínimos, y enseñare así a los hombres, será llamado el mínimo en el reino de los cielos; mas quien los observare y los enseñare, este será llamado grande en el reino de los cielos.Mateo V, 13-19

Catena Aurea
San Agustín, contra Faustum, 19, 7Finalmente, porque aun los que estaban constituidos en esta vida bajo la influencia de la gracia, encontraban grande dificultad en cumplir lo que estaba escrito en la ley: "No desearás" ( Ex 20,17). Cristo, constituido en sacerdote, nos alcanza el perdón por el sacrificio de su carne, cumpliendo también la ley para que lo que no podamos cumplir por nuestra debilidad, se cumpla por la perfección de Cristo, de cuya cabeza fuimos constituidos miembros. Y en el capítulo veintidos añade: Pienso que estas palabras: "No he venido a destruir la ley, sino a cumplirla" ( Ex 22-23), deben entenderse de aquellas adiciones que pertenecen a la exposición de las antiguas sentencias o a la vida en conformidad con ellas ( Mt 5). Así es como el Señor nos enseña que hasta el deseo inicuo de hacer daño al hermano pertenece al género de homicidio. Quiso el Señor más bien que nosotros no jurando no nos separásemos de la verdad, a que, jurando lo verdadero nos acercásemos al falso juramento ( Mt 17,1). Y vosotros, ¡oh maniqueos! ¿Por qué no recibís la ley y los profetas cuando Jesucristo asegura que no había venido a abrogarlos sino a cumplirlos? A esto responde el hereje Fausto: ¿Quién asegura que Jesús ha dicho esto? Mateo. ¿Cómo, pues, lo que San Juan no dice, que estuvo en el monte, lo escribe San Mateo ( Mt 17), quien siguió a Jesús después que bajó del monte? A esto responde San Agustín. Si ninguno dice verdad de Cristo, más que aquel que lo vio o que lo oyó, hoy ninguno diría verdad tratándose de El. ¿Por qué no pudo San Mateo oír de boca de San Juan ( Jn 21) cosas verdaderas de Cristo, cuando nosotros, nacidos después de tanto tiempo, podemos hablar cosas verdaderas de Cristo tomándolas del libro de San Juan? Por otra parte, no sólo el Evangelio de San Mateo, sino que también el de San Lucas y San Marcos tienen igual autoridad. A esto puede añadirse que aun el mismo Jesucristo pudo contar a San Mateo lo que había hecho antes de llamarlo. Decid claramente que no creéis en el Evangelio. Los que no creéis del Evangelio más que lo que queréis, creéis en vosotros más que en el Evangelio.Añade Fausto:

San Agustín, contra Faustum, 17, 4Probemos que San Mateo no escribió esto, sino que lo escribió otro, no sé quién, pero en nombre suyo. ¿Qué dice, pues? Pasando Jesús vio a un hombre llamado Mateo, sentado en el despacho de impuestos. ¿Y quién, escribiendo de sí mismo, dirá: vio a un hombre, y no más bien, me vio a mí? A lo cual contesta San Agustín: San Mateo escribió de sí como si hablara de otro, como San Juan hizo lo mismo diciendo: "Habiéndose vuelto San Pedro, vio a otro discípulo, a quien Jesús amaba". Se ve, pues, que ésta fue la costumbre de aquellos escritores cuando contaban las cosas que sucedían.Insiste Fausto:
San Agustín, contra Faustum, 17,2¿Por qué dice también en el mismo sermón, que no se creyese que había venido a destruir la ley, dando más bien a entender con eso que la destruía realmente? Pues de otro modo nunca los judíos hubieran sospechado tal cosa. A lo cual contesta San Agustín: esto es muy pobre, pues no negamos que para los judíos que no entendían, Cristo fuese un destructor de la ley y los profetas.Otra vez Fausto:

San Agustín, contra Faustum, 17,2¿Para qué esto cuando la ley y los profetas no necesitan cumplimiento, puesto que se dice en el Deuteronomio: "Observarás estos preceptos que te ordeno, y no añadirás nada a ellos, ni disminuirás?" ( Dt 12,32). A lo que contesta San Agustín:

San Agustín, contra Faustum, 17,6No entiende Fausto lo que quiere decir cumplir la ley, cuando cree que esto debe entenderse de la adición de palabras. La plenitud de la ley es la caridad, la que concedió nuestro Señor enviando a los fieles el Espíritu Santo. Se cumple, pues, la ley, o cuando se practica lo que manda, o cuando se manifiestan las cosas que están profetizadas.Sigue Fausto:

San Agustín, contra Faustum, 18,1Cuando confesamos que Jesucristo ha formado el Nuevo Testamento, ¿qué otra cosa decimos sino que a la vez había destruido el Antiguo? A lo cual contesta San Agustín:

San Agustín, contra Faustum, 18,4En el Antiguo Testamento estaba prefigurado cuanto había de suceder. Sus figuras habían de ser suprimidas por las mismas obras que Jesucristo practicaba, con el objeto de que la ley y los profetas se cumpliesen, toda vez que en ellas está escrito, que habría de formarse un Nuevo Testamento.Añade Fausto:

San Agustín, contra Faustum, 18, 2Si Jesucristo dijo esto, o lo dijo significando otra cosa, o -lo que no es de creer- lo dijo mintiendo, o en absoluto no lo dijo -pero que Jesucristo mintiese nadie puede asegurarlo- y que por esto dijese otra cosa, o en realidad que no dijese nada; me persuado, pues, contra la necesidad de este capítulo, y la fe de los maniqueos me confirma en ello, de que las cosas que en un principio se leen como escritas respecto del Salvador, no todas pueden creerse. Hay mucha cizaña que cierto sembrador colocó en casi todas las escrituras, como divagando en perjuicio de la buena semilla. A lo cual contesta San Agustín:

San Agustín, contra Faustum, 18,7el maniqueo ha enseñado una perversidad impía para que aceptes del Evangelio, lo que tu herejía no te impida que aceptes, sin embargo para que lo que te impida aceptar no lo aceptes. Nosotros, según nos enseña el Apóstol en la carta primera a los de Galacia (1,9), guardamos una piadosa prudencia, y por ello anatematizamos a todo aquel que nos enseñe algo contrario a lo que de los Apóstoles hemos recibido. Nuestro Señor nos dice también por San Mateo que debemos entender por cizaña, no el que se mezclen algunas falsedades en las verdaderas escrituras -como tú interpretas- sino los hombres que son hijos del espíritu maligno.Añade Fausto:

San Agustín, contra Faustum, 18, 3Cuando un judío te arguya porque no observas los preceptos de la ley y de los profetas, que Jesucristo dijo no había venido a abrogar sino a cumplir, te verás obligado a confesarte, o como subyugado a la falsa superstición, o a decir que el capítulo es falso, o a negar que tú seas verdadero discípulo de Cristo. A lo que contesta San Agustín:

San Agustín, contra Faustum, 18,7Los católicos nada tienen que temer de ese capítulo -como si no cumpliesen la ley y los profetas-, porque tienen la caridad de Dios y del prójimo, preceptos en los cuales están resumidos toda la ley y los profetas. Y todo lo que allí está profetizado por los acontecimientos, las ceremonias y las palabras figuradas lo reconocen cumplido en Jesucristo y en la Iglesia. De donde se deduce que ni estamos sometidos a la superstición, ni negamos la veracidad de este capítulo, ni que somos discípulos de Cristo.
San Agustín, contra Faustum, 19,16El que dice que: si Jesucristo no hubiese abrogado la ley y los profetas, aquellos sacramentos de la ley y de los profetas hubiesen continuado celebrándose entre los cristianos, éste puede también decir que: si Jesucristo no hubiese abrogado la ley y los profetas, aún subsistiría anunciado que habría de nacer, padecer y resucitar. Pero más bien que abrogarlos, los ha cumplido, puesto que ya no se promete que nacerá, padecerá y resucitará. Porque aquellas profecías se referían a una persona que ya existió, anunciándose que ya ha nacido, padecido y resucitado. Estos misterios son admitidos por los cristianos y podemos decir que estas profecías ya se han realizado. Se comprende, desde luego, cuán grande sea el error en que viven todos aquellos que creen que, cuando se han mudado las señales y los sacramentos han resultado nuevas las cosas que entre los profetas se anunciaron como futuras y el Evangelio prueba que ya se han cumplido.Sigue Fausto:

San Agustín, contra Faustum, 19,1Debe averiguarse si Jesucristo dijo esto y por qué lo dijo. Si lo dijo con el objeto de no despertar el furor de los judíos que, viendo sus cosas santas confundidas por Jesucristo, no creían oportuno oírle; o bien para persuadirnos a que aceptásemos el yugo de la ley, nosotros que debíamos creer entre los gentiles.

San Agustín, contra Faustum, 19, 2Si no fue éste el motivo que le impulsó a hablar así, debe ser el que ya he dicho, y ni en ello ha mentido. Hay tres clases de leyes: una de los hebreos, que San Pablo en su carta a los romanos apellida de pecado y de muerte; otra de los gentiles, a la cual llama natural, diciendo a los romanos: "Los gentiles practican naturalmente lo que manda la ley" ( Rom 2,14); y otra de verdad, acerca de la cual dijo también a los romanos: "La ley es espíritu de vida", etc ( Rom 8,2). Igualmente los profetas: los hay de los judíos, muy conocidos; de los gentiles, de quienes dice San Pablo a Tito: "Uno de sus profetas ha dicho"; y de la verdad, de quienes dice Jesucristo por medio de San Mateo: "Os envío profetas y sabios" ( Mt 23,24). (l. 19, c. 3) Y en verdad, si hubiese manifestado las observancias de los hebreos respecto de su cumplimiento, no hubiese resultado la duda acerca de que había dicho esto refiriéndose a la ley de los judíos y de los profetas. En ello sólo refiere los preceptos más antiguos -esto es, no matarás, no fornicarás-, que en otro tiempo fueron promulgados por Enoc y Set y los demás judíos, ¿a quién no parece que esto lo dijo El refiriéndose a la ley y a los profetas? En lo que parece que mencionó ciertas cosas de los judíos, las arrancó casi de raíz, mandando lo contrario, como es esto que dice: "Ojo por ojo, diente por diente" ( Ex 21,24). A lo que dice San Agustín:

San Agustín, contra Faustum, 19,7Manifiesto es, qué ley y qué profetas no vino Cristo a derogar sino a cumplir la misma ley que promulgó Moisés. Jesucristo no cumplió solamente, como dice Fausto, los preceptos trasmitidos por los justos antiguos, antes de la ley de Moisés, ni derogó los que eran propios de la ley de los judíos (19,17), como éste: "No matarás" ( Ex 20,13). Nosotros, pues, decimos que estas cosas estuvieron bien mandadas en su tiempo y que ahora no han sido aprobadas por Jesucristo, sino cumplidas como se expresa en los demás preceptos. Tampoco entienden esto los que continúan viviendo en aquella perversidad para obligar a los gentiles a judaizar, como son los herejes que se llaman nazarenos.




Sea todo a la mayor gloria de Dios.
Santo Evangelio del Día 30 de enero
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SANTA MARTINA,Virgen y Mártir
† martirizada hacia el año 228
Semidoble
(ornamentos encarnados)
LecciónTe glorificaré, oh Señor y Rey; a Ti alabaré, oh Dios Salvador mío. Gracias tributaré a tu nombre, porque has sido mi auxiliador y mi protector. Y has librado mi cuerpo de la perdición, del lazo tendido por la lengua maligna y de los labios que urden la mentira; y delante de mis acusadores te has manifestado mi defensor. Por tu gran misericordia, de la cual tomas nombre, me has librado de los que rugían, ya prontos a devorarme; de las manos de aquellos que buscaban cómo quitarme la vida, y del tropel de tribulaciones que me cercaron; de la violencia de las llamas entre las cuales me vi encerrado y en cuyo fuego no fui abrasado; del profundo seno del infierno, de los labios impuros, del falso testimonio; de un rey inicuo y de la lengua injusta. Mi alma alabará al Señor hasta la muerte; y cómo salvas, Señor a los que en Ti esperan, y los libras de las naciones.Eclesiástico LI, 1-8/12-12

EvangelioEn aquel tiempo: Dijo Jesús a sus discípulos la siguiente parábola: "El reino de los cielos será semejante a diez vírgenes, que tomaron sus lámparas y salieron al encuentro del esposo. Cinco de entre ellas eran necias, y cinco prudentes. Las necias, al tomar sus lámparas, no tomaron aceite consigo, mientras que las prudentes tomaron aceite en sus frascos, además de sus lámparas. Como el esposo tardaba, todas sintieron sueño y se durmieran. Mas a medianoche se oyó un grito: “¡He aquí al esposo! ¡Salid a su encuentro!” Entonces todas aquellas vírgenes se levantaron y arreglaron sus lámparas. Mas las necias dijeron a las prudentes: “Dadnos de vuestro aceite, porque nuestras lámparas se apagan”. Replicaron las prudentes y dijeron: “No sea que no alcance para nosotras y para vosotras; id más bien a los vendedores y comprad para vosotras”. Mientras ellas iban a comprar, llegó el esposo; y las que estaban prontas, entraron con él a las bodas, y se cerró la puerta. Después llegaron las otras vírgenes y dijeron: “¡Señor, señor, ábrenos!”. Pero él respondió y dijo: “En verdad, os digo, no os conozco”. Velad, pues, porque no sabéis ni el día ni la hora”.Mateo XXV, 1-13




Catena Aurea
San JerónimoLa semejanza de las diez vírgenes necias y prudentes, es aplicada por algunos sencillamente a las vírgenes, de las cuales unas según el Apóstol lo son de cuerpo y de espíritu; y otras solamente de cuerpo, careciendo de las demás obras; o guardadas bajo la custodia de sus padres; pero que sin embargo intentan casarse. Pero a mí me parece, por lo arriba dicho, que es otro el sentido, y que no pertenece esta comparación a la virginidad corporal, sino a todo género de personas.

San Gregorio Magno, homiliae in Evangelia, 12,1En cada hombre se encuentran duplicados los cinco sentidos, y el número de los cinco duplicados completa el de diez; y porque de la reunión de los fieles de uno y otro sexo resulta la multitud, la Santa Iglesia la compara a diez vírgenes. Y como los buenos están mezclados con los malos, y los réprobos con los elegidos, propiamente se asemeja a la mezcla de las vírgenes prudentes y las necias.

San Agustín, de diversis quaestionibus octoginta tribus liber, 59Por las cinco vírgenes necias se entiende la pérdida de la continencia destruida por los cinco deleites de la carne; pues debe contenerse el apetito de la voluptuosidad de los ojos, de los oídos, del olfato, del gusto y del tacto. Pero como esta continencia se hace en parte delante de Dios para agradarle con el gozo interior de la conciencia y en parte delante de los hombres únicamente para captarse la gloria humana, por eso se llaman cinco prudentes y cinco necias, si bien unas y otras se llaman vírgenes. Porque ambas gozan del mismo título aunque por diverso motivo.

Orígenes, in Matthaeum, 32Así como las virtudes simultáneamente se acompañan entre sí, de modo que el que tuviese una las tenga todas, del mismo modo los sentidos se siguen mutuamente. Por tanto, es necesario que, o todos los cinco sentidos sean prudentes, o todos necios.
San Hilario, in Matthaeum, 27La división entre cinco prudentes y cinco necias, debe entenderse en absoluto de los fieles y de los infieles.

San JerónimoLa tradición judía es que Cristo vendrá a media noche como en tiempo de los egipcios, cuando se celebró la Pascua y vino el Angel exterminador, y el Señor pasó por encima de los tabernáculos, y los postes de los frontispicios de nuestras casas fueron consagrados con la sangre del cordero. De lo que infiero que permanece la tradición apostólica, de que en el día de la vigilia de Pascua, no es lícito despedir al pueblo antes de media noche, esperando la venida de Cristo, para que después de pasado este tiempo se tenga la seguridad de que todos celebran el día festivo. Por lo que dice el salmo: "Me levantaba a media noche a confesar tu nombre" ( Sal 118,62).

San Agustín, de diversis quaestionibus octoginta tribus liber, 59No se dice que compraron aceite; y así debe entenderse que no quedando ya satisfacción ninguna de alabanza ajena, volvieron llenas de angustia y aflicción a implorar la misericordia de Dios. Pero después del juicio es muy grande la severidad de aquél que antes del juicio ensanchó tanto su inefable misericordia. Y por esto sigue: Y el Señor respondiendo dice: "En verdad os digo, que no os conozco". De aquí, pues, aquella regla: no sabe los secretos de Dios, esto es, su sabiduría para entrar en su reino, el que, si bien se afana en obrar según sus preceptos, no es por agradar a Dios sino a los hombres.




Sea todo a la mayor gloria de Dios.
Santo Evangelio del Día 31 de enero
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 SAN JUAN BOSCO,Confesor

n. 16 de agosto de 1815, I Becchi, Italia;† 31 de enero de 1888, Turín, Italia
Semidoble
(ornamentos encarnados)
Quien quisiere salvar su vida (obrando contra mí), la perderá;mas quien perdiere su vida por amor de mí, la encontrará.(Mateo 16, 25)


LecciónCarísimos: Alegraos en el Señor siempre; otra vez lo diré: Alegraos. Sea de todos conocida vuestra sencillez. El Señor está cerca. No os inquietéis por cosa alguna, sino que en todo vuestras peticiones se den a conocer a Dios mediante la oración y la súplica, acompañadas de acción de gracias. Y entonces la paz de Dios, que sobrepuja todo entendimiento, custodiará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.Filipenses IV, 4-7

EvangelioEn aquel tiempo: Se acercaron a Jesús los discípulos y le dijeron: «¿Quién es, pues, el mayor en el Reino de los Cielos?» Él llamó a un niño, le puso en medio de ellos y dijo: «Yo os aseguro: si no cambiáis y os hacéis como los niños, no entraréis en el Reino de los Cielos. Así pues, quien se haga pequeño como este niño, ése es el mayor en el Reino de los Cielos. Y quien recibe en mi nombre a un niño como éste, a Mí me recibe”.Mateo XVIII, 1-5



Catena Aurea
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 58,2


Esta idea suscitó en ellos una especie de resentimiento, que da a entender el evangelista cuando dice: "En aquella hora se llegaron los discípulos a Jesús diciendo: ¿Quién piensas que es mayor en el Reino de los Cielos?" Se avergonzaban de confesar la pasión que sufrían y por eso no dicen abiertamente: ¿Por qué honraste más a Pedro que a nosotros? sino que preguntan de una manera general: ¿quién es mayor? Cuando distinguió el Señor a sus tres discípulos a la vez -a Pedro, a Santiago y a Juan- en la transfiguración, no experimentaron lo demás resentimiento alguno; pero cuando ven que uno solo es el honrado, se quejan los otros. Mas debemos considerar, primeramente, que no exigen las cosas de la tierra y además, que depusieron después este movimiento apasionado; pero nosotros no podemos llegar ni hasta sus defectos, porque no preguntamos quién es el mayor en el Reino de los Cielos, sino quién es el mayor en el reino de la tierra.




San Jerónimo
De manera que por su edad fuese el tipo de la inocencia. Por otro lado, el mismo Señor se presentó en medio de ellos como un niño, para demostrarles que no había venido para ser servido, sino para darles ejemplo de humildad. Otros significan por la palabra niño, al Espíritu Santo, a quien puso el Señor en el corazón de sus discípulos, para cambiar su orgullo en humildad. Sigue: "Y dijo: En verdad os digo, que si no os volviereis, e hiciereis como niños, etc." El Señor no mandó a los apóstoles que tuvieran la edad de los niños, sino que tuvieran su inocencia y que obtuvieran por sus esfuerzos lo que aquellos poseían por sus años, de manera que fueran niños en la malicia, pero no en la sabiduría ( 1Cor 14). Es como si dijera: así como este niño, que os propongo como ejemplo, no es tenaz en la cólera, olvida el mal que se le ha hecho, no se deleita en ver una mujer hermosa, no piensa una cosa y dice otra; de esta manera, vosotros, si no tuviereis esa inocencia y esa pureza de alma, no podréis entrar en el Reino de los Cielos.

San Hilario, in Matthaeum, 18
Llamó también niños a todos los creyentes, por su obediencia a la fe; éstos siguen a su padre, aman a su madre, no saben querer el mal, desprecian los cuidados de los afanes de la vida, no son insolentes, no tienen odio, no mienten, creen lo que se les dice y tienen por verdadero lo que oyen. Tal es el sentido literal.




Sea todo a la mayor gloria de Dios.
Santo Evangelio del Día 1 de febrero
https://santoevangeliodia.blogspot.com/2025/02/santo-evangelio-del-dia-1-de-febrero.html

     SAN IGNACIO DE ANTIOQUÍA,Obispo y Mártir

n. hacia el año 50 en Siria;† martirizado hacia el año 110 en Roma
Doble
(ornamentos encarnados)
El que no ama a Nuestro Señor Jesucristo,sea anatema.(1 Cor. 16, 22)



LecciónHermanos: ¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿la tribulación, la angustia, la persecución, el hambre, la desnudez, el peligro, la espada? Según está escrito: “Por la causa tuya somos muertos cada día, considerados como ovejas destinadas al matadero”. Mas en todas estas cosas triunfamos gracias a Aquel que nos amó. 38 Porque persuadido estoy de que ni muerte, ni vida, ni ángeles, ni principados, ni cosas presentes, ni cosas futuras, ni potestades, ni altura, ni profundidad, ni otra creatura alguna podrá separarnos del amor de Dios, que está en Cristo Jesús nuestro Señor.Romanos VIII, 35-39

EvangelioEn aquel tiempo: Dijo Jesús a sus discípulos: En verdad, en verdad, os digo: si el grano de trigo arrojado en tierra no muere, se queda solo; mas si muere, produce fruto abundante. Quien ama su alma, la pierde; y quien aborrece su alma en este mundo, la conservará para vida eterna. Si alguno me quiere servir, sígame, y allí donde Yo estaré, , mi servidor estará también; si alguno me sirve, el Padre lo honrará”.Juan XII, 24-26


Catena Aurea
Beda.Porque El ha sido sembrado en este mundo de la semilla de los profetas, esto es, se encarnó para que, muriendo, resucitase multiplicando. El murió solo y resucitó acompañado de muchos.

Crisóstomo ut supra.Y como con las palabras no podía convencerlos suficientemente, se vale de un ejemplo, porque el trigo da mucho más fruto después que muere. Y si esto sucede en las semillas, con mayor razón en Mí. Por otra parte, como debía enviar a sus discípulos a las naciones y ve a los gentiles abrazar la fe, les manifiesta que ya es tiempo de acercarse a la cruz. No los envió a las naciones sin que antes los judíos se estrellasen contra El y lo crucificasen. Y como previó que sus discípulos habían de contristarse por lo que les había dicho acerca de su muerte, para mayor abundancia les dice: No solamente debéis soportar con paciencia mi muerte, sino que vosotros mismos debéis morir, si es que queréis conseguir algún fruto. Y esto es lo que quiere significar por aquellas palabras: "Quien ama su alma la perderá".

San Agustín In Ioannem tract., 51.Pero mira, no te asalte la tentación de querer matarte a ti mismo, entendiendo que de este modo aborreces en este mundo a tu alma; de aquí toman motivo muchos malignos y perversos homicidas para entregarse a las llamas, arrojarse al agua o por un precipicio, y perecen. No es esto lo que enseñó Cristo: antes, por el contrario, al diablo, que le sugería para que se arrojase desde una altura, le respondió ( Mt 4,10): "Vete, Satanás". Pero cuando las circunstancias sean tales que se te ponga en la alternativa de obrar contra la Ley de Dios, o salir de esta vida amenazándote con la muerte el perseguidor, entonces es cuando debes aborrecer tu alma en este mundo para conservarla en la otra vida.

Crisóstomo ut supra.Manifiesta de esta manera que la resurrección sucederá a la muerte. "En donde yo estoy" dice, porque antes de la resurrección Cristo estaba en los cielos; elevemos, pues, allí, nuestro corazón y nuestra alma."Y si alguno me sirviese, le honrará mi Padre".

San Agustín ut supra.Estas palabras debemos tomarlas como explicación de lo que antes había dicho: "Allí también estará mi ministro". Porque, ¿qué mayor honra puede recibir el hijo adoptado que la de estar allí en donde está el Unico?




Sea todo a la mayor gloria de Dios.
2025/02/07 00:26:57
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