Hace unos días regresó, uno de los creadores de este espacio. No puedo, sino, sentir felicidad. Mientras el Sol empieza a despedirse, hay pasos de vuelta. Les saludo afectuosamente desde mi pequeño punto geográfico...
Las grandes ciudades no sobrevivirán este siglo
Enfrentarse al Sobrepasamiento Ecológico exige un cambio de paradigma transformacional consciente, es decir, el abandono de las creencias, valores y supuestos fundacionales del capitalismo neoliberal y su sustitución por un marco que refleje mejor la realidad biofísica. Esto implica nada menos que una metamorfosis personal y civilizacional desde la juventud contemporánea obsesionada por el crecimiento hasta la madurez adulta en estado estacionario.
William E. Rees
Enfrentarse al Sobrepasamiento Ecológico exige un cambio de paradigma transformacional consciente, es decir, el abandono de las creencias, valores y supuestos fundacionales del capitalismo neoliberal y su sustitución por un marco que refleje mejor la realidad biofísica. Esto implica nada menos que una metamorfosis personal y civilizacional desde la juventud contemporánea obsesionada por el crecimiento hasta la madurez adulta en estado estacionario.
William E. Rees
—Hay que saber aventajar a un planeta en su propio juego —dijo Chatterton—. Llegar y rasgarlo, matar sus serpientes, envenenar sus animales, contener sus ríos, sembrar sus campos, purificar su aire, abrir minas, dominarlo, dividirlo en pedazos, y escapar cuando se ha conseguido lo que se quiere. Si no es así, el planeta lo liquida a uno. No se puede confiar en los planetas. Tienden a ser diferentes, tienden a ser malignos, tienden a querer deshacerse de uno, especialmente aquí tan lejos, mil millones de millas de ningún sitio, de modo que es mejor aventajarlos. Arrancarles su piel, como digo. Arrancar los minerales y escapar antes de que el maldito mundo explote en tu cara. Ese es el modo de tratarlos.
Ray Bradbury
Ray Bradbury
Escribo para que no suceda lo que temo; para que lo que me hiere no sea; para alejar al Malo. Se ha dicho que el poeta es el gran terapeuta. En este sentido, el quehacer poético implicaría exorcizar, conjurar y, además, reparar. Escribir un poema es reparar la herida fundamental, la desgarradura. Porque todos estamos heridos.
Alejandra Pizarnik
Alejandra Pizarnik