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Hace ya una semana de la gris despedida de Rafa Nadal. El sábado Juan Manuel de Prada (buen aficionado al tenis) le dedicó su artículo, En su primer párrafo decía "Nos caiga más o menos simpático, lo cierto es que Nadal es el más relevante deportista español de nuestra época y de cualquier época; y tal vez –si nos atenemos a su palmarés– el segundo mejor tenista de todos los tiempos, sólo por detrás de Djokovic, y sin ningún género de dudas el indisputado dominador de la tierra batida, con marcas sobrehumanas que no creo que puedan ser superadas en el futuro (al menos mientras no dejen competir a los cyborgs)."
Me parece una muy buena descripción del deportista, y una muy elegante referencia a la persona con ese "nos caiga más o menos simpático".
Hace ya varios años que algunos se sorprendían cuando yo no participaba de sus patrioteros apoyos a Nadal. Que, sin duda, es el mejor tenista en tierra que se haya visto y uno de los mejores en general. Pero que perdió todas mis simpatías cuando empezó a gustar de las fotos con los poderosos, cuando enfocó sus esfuerzos en seguir las corrientes mundialistas, y definitivamente cuando, ante la discriminación sufrida por su rival, no tuvo el menor gesto de apoyo y se agarró a la corriente borreguil impuesta por sus nuevos y poderosos amigos del "son las normas, te jodes".
SI creyésemos en el karma, tendríamos que hablar de los dolores en el pecho que sufrió Nadal apenas 2 meses después. Pero no creemos en esas cosas y además seguro que su buen amigo William Henry le tranquilizó al respecto.
Ojalá Nadal pueda disfrutar de su retiro y aproveche su nuevo tiempo libre para observar y reflexionar un poco más y mejor sobre el mundo y las compañías.
El trono de la tierra batida seguirá siendo suyo por mucho tiempo. Eso no se lo quitan ni sus peligrosas amistades.
BY Gonzalo GY
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