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✏️ Cómo manejar la decepción (3)

“Entonces me di por vencido, desesperado, dudando del valor de todo mi duro trabajo.” Eclesiastés 2:20



Cuando estás decepcionado con aquellos con quienes trabajas, no tendrás éxito en la vida sin las personas adecuadas.

Pero cuando las personas con las que cuentas te fallan, es doloroso. Imagina la decepción de Moisés. Deja a su hermano Aarón a cargo mientras él pasa cuarenta días en el Monte Sinaí recibiendo los Diez Mandamientos.

Cuando regresa, ¿qué encuentra? Israel adorando a un becerro de oro, hecho por Aarón.

Cuando Moisés más lo necesita, Aarón falla miserablemente. Pero observa a Moisés: el verdadero liderazgo brilla en la decepción.

Se enfrenta a Aarón, lleva el desastre a Dios y ora por el perdón de Israel. Dios responde, luego le recuerda a Moisés su tarea. “Ve, guía al pueblo… Mi ángel irá delante de ti” (Éxodo 32:34).

La decepción no cancela tu tarea, ni la presencia de Dios. ¡Así que haz lo que Dios te ha dicho que hagas!

Cuando estás decepcionado con aquellos en quienes has volcado tu vida, volvamos a ver el caso de Moisés, el pastor fundador de la iglesia en el desierto.

Su congregación está formada por antiguos esclavos que han sido liberados, bendecidos y que están en camino a la Tierra Prometida, pero sin una pizca de lealtad o gratitud hacia el hombre que lo arriesgó todo para hacerlo posible.

Recién salidos de Egipto, se vuelven contra Moisés, acusándolo, culpándolo y reprendiéndolo (ver Éxodo 14).

¿Moisés estaba decepcionado y herido? Sí. Pero cada vez que quería renunciar, lo hablaba con Dios, oraba por Su rebaño quejoso, recibía nuevas órdenes de la sede central y regresaba al trabajo. Eso es lo que hacen los hombres y mujeres llamados por Dios cuando están decepcionados y sienten ganas de rendirse. Y es lo que tú también debes hacer.

#devocional

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✏️ Cómo manejar la decepción (3)

“Entonces me di por vencido, desesperado, dudando del valor de todo mi duro trabajo.” Eclesiastés 2:20



Cuando estás decepcionado con aquellos con quienes trabajas, no tendrás éxito en la vida sin las personas adecuadas.

Pero cuando las personas con las que cuentas te fallan, es doloroso. Imagina la decepción de Moisés. Deja a su hermano Aarón a cargo mientras él pasa cuarenta días en el Monte Sinaí recibiendo los Diez Mandamientos.

Cuando regresa, ¿qué encuentra? Israel adorando a un becerro de oro, hecho por Aarón.

Cuando Moisés más lo necesita, Aarón falla miserablemente. Pero observa a Moisés: el verdadero liderazgo brilla en la decepción.

Se enfrenta a Aarón, lleva el desastre a Dios y ora por el perdón de Israel. Dios responde, luego le recuerda a Moisés su tarea. “Ve, guía al pueblo… Mi ángel irá delante de ti” (Éxodo 32:34).

La decepción no cancela tu tarea, ni la presencia de Dios. ¡Así que haz lo que Dios te ha dicho que hagas!

Cuando estás decepcionado con aquellos en quienes has volcado tu vida, volvamos a ver el caso de Moisés, el pastor fundador de la iglesia en el desierto.

Su congregación está formada por antiguos esclavos que han sido liberados, bendecidos y que están en camino a la Tierra Prometida, pero sin una pizca de lealtad o gratitud hacia el hombre que lo arriesgó todo para hacerlo posible.

Recién salidos de Egipto, se vuelven contra Moisés, acusándolo, culpándolo y reprendiéndolo (ver Éxodo 14).

¿Moisés estaba decepcionado y herido? Sí. Pero cada vez que quería renunciar, lo hablaba con Dios, oraba por Su rebaño quejoso, recibía nuevas órdenes de la sede central y regresaba al trabajo. Eso es lo que hacen los hombres y mujeres llamados por Dios cuando están decepcionados y sienten ganas de rendirse. Y es lo que tú también debes hacer.

#devocional

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