tgoop.com/CuandotualmametocaMM/3024
Last Update:
Anhelaba, con la fervorosa constancia un encuentro fortuito. Visualizaba el instante, impregnada de una expectación latente, consciente de la posibilidad de esa grata sorpresa que la vida, pródiga en ocasiones inesperadas, pudiera depararle. Intuía que, llegada la hora, su efluvio predilecto, aquel que otrora cautivara sus sentidos, le delataría a kilómetros de distancia.
Se imaginaba ataviada con una elegancia deslumbrante, un compendio de sofisticación y estilo, realzado por la maestría de un maquillaje impecable y el altivo porte de unos tacones exquisitos, su perdición confesa. Le obsequiaría una sonrisa, un gesto sincero que evocara la camaradería pretérita, y él respondería con una cortesía similar. Se acercaría con determinación, entregando un beso sonoro, una reminiscencia de las despedidas agridulces que marcaban el fin de jornadas compartidas. Intercambiarían preguntas superficiales, antes de sucumbir a la imperiosa necesidad de retomar la conversación en un ambiente más propicio, ya fuera la atmósfera bohemia de un local nocturno o la calidez reconfortante de un café. Agradecería en silencio, la dádiva de ese instante, reprimiendo el anhelo vehemente de fundirse en un abrazo.
Rememorarían, entre risas cómplices, las proezas del pasado, o al menos lo intentarían, abstraídos del bullicio mundano, concentrados en la magia de la reconexión. Si el destino les guiara a un bar, la embriaguez etílica desataría recuerdos entrañables, evocando la química innegable que les definía. Si, por el contrario, optaran por la sobriedad de una cafetería, la noche se transformaría en una aventura clandestina, donde los instintos prevalecerían sobre las convenciones. Pues, aunque las palabras hubieran narrado una parte de su historia, el lenguaje del cuerpo permanecía silente, ávido de expresar la nostalgia acumulada, el deseo reprimido de sentir el tacto familiar, la caricia anhelada. Sus extremidades suspirarían ante la promesa de un reencuentro íntimo, y ella se deleitaría al contemplar su sorpresa al descubrir su indumentaria más seductora. Porque, en la profundidad de su ser, él había sido, es y siempre será su única y eterna obsesión.
Chriss