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¡Dios no miente! Su bendita Palabra revela nuestra identidad cristiana, por lo tanto, debemos creerla, vivirla y defenderla con la ayuda del EspĂritu Santo. La batalla espiritual de todo hijo de Dios es una experiencia inevitable en este presente siglo malo. El discĂpulo cristiano debe perseverar en la victoria del reino de Dios sobre las tinieblas, manteniendo la mente en Cristo. Los dardos de fuego del maligno intentan invadir nuestra mente para robar nuestra identidad cristiana, por lo tanto, debemos levantar el escudo de la fe y creer las verdades irrefutables que la Palabra de Dios revela acerca de nuestra posiciĂłn en Cristo (Ef. 6:10-20). La guerra espiritual es intensa, de ahĂ que los verbos principales empleados en el Nuevo Testamento indican una acciĂłn continua en el presente, ayudándonos a comprender que nuestro conflicto con las tinieblas es permanente. Continuamente todo hijo de Dios debe resistir al maligno conservando su identidad y victoria en Cristo (1P. 5:6-9; Stg. 4:7). Si descuidamos la armadura de Dios estaremos vulnerables ante el ataque sutil del enemigo de nuestra alma (2Co. 2:11).
Nuestro Señor Jesucristo consumĂł la victoria del reino de Dios en la cruz del Calvario y la confirmĂł al dejar la tumba vacĂa (Col. 2:13-15; He. 2:14-15). Satanás y sus demonios son un enemigo derrotado y todo su poder es el engaño; por lo tanto, no debemos escuchar su voz por medio de las circunstancias adversas, sino que es necesario discernir la voz de Dios revelada en su Palabra de verdad (Jn. 10:1-5). Nuestra vida está guardada con toda seguridad en nuestro invicto Señor y Salvador (Jn. 10:27-29; Col. 3:1-4). Todo lo que Satanás quiere diseñar para destruirnos, será usado por Dios para perfeccionarnos, si mantenemos viva nuestra fe en Jesucristo. Todo está bajo el control absoluto de nuestro Señor Todopoderoso (Fil. 2:9-11; Col. 2:8-10).
Dios nos llama a cultivar la mente de Cristo para defender nuestra identidad espiritual, conservando permanentemente su victoria definitiva y absoluta en nuestras vidas (Ro. 8:31-39; 16:20; 2Co. 2:14). Defendamos nuestra identidad espiritual, proclamando con total autoridad: “Mas nosotros tenemos la mente de Cristo” (1Co. 2:16).
¡Maranatha!
Amén.
BY đź“–El Conocedor de La Bibliađź“–
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