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Este año ha sido un ring de boxeo para mí. Golpe tras golpe, me quedé esperando el momento en que el árbitro diera una pausa, pero nunca llegó. Entre las caídas y las sacudidas, me di cuenta de algo: olvidé comprarme los guantes.

Dejé que los golpes de la vida me encontraran con las manos desnudas, y, aunque aprendí a esquivarlos con el tiempo, no logré salir ileso. Cada golpe dejó una marca, pero también una lección. Aprendí que protegerse no es cobardía, es sabiduría. Que cuidar de uno mismo no es egoísmo, es necesidad.

El próximo año, antes de hacer cualquier lista de propósitos, voy a conseguirme unos buenos guantes. No para evitar las peleas, porque que no se puede escapar del todo, pero sí para enfrentar cada golpe con más fuerza y menos daño. Porque aunque este año me sacó el aire más de una vez, sigo aquí, en pie, listo para el siguiente round. Y esta vez, seré yo quien elija cómo y cuándo lanzar mis propios golpes.

Así que si este año también fue difícil para ti, te invito a hacer lo mismo. Consigue tus guantes, cuida tus heridas y prepárate, porque la vida no se detiene, pero nosotros podemos aprender a jugar mejor. Y créeme, con cada batalla, estamos más cerca de ganar el campeonato que importa: el de nuestro propio bienestar.

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893 views𝕷𝖊𝖎𝖓𝖊𝖞 𝕲𝖑𝖊𝖟 👹, Dec 25 at 12:33

Este año ha sido un ring de boxeo para mí. Golpe tras golpe, me quedé esperando el momento en que el árbitro diera una pausa, pero nunca llegó. Entre las caídas y las sacudidas, me di cuenta de algo: olvidé comprarme los guantes.

Dejé que los golpes de la vida me encontraran con las manos desnudas, y, aunque aprendí a esquivarlos con el tiempo, no logré salir ileso. Cada golpe dejó una marca, pero también una lección. Aprendí que protegerse no es cobardía, es sabiduría. Que cuidar de uno mismo no es egoísmo, es necesidad.

El próximo año, antes de hacer cualquier lista de propósitos, voy a conseguirme unos buenos guantes. No para evitar las peleas, porque que no se puede escapar del todo, pero sí para enfrentar cada golpe con más fuerza y menos daño. Porque aunque este año me sacó el aire más de una vez, sigo aquí, en pie, listo para el siguiente round. Y esta vez, seré yo quien elija cómo y cuándo lanzar mis propios golpes.

Así que si este año también fue difícil para ti, te invito a hacer lo mismo. Consigue tus guantes, cuida tus heridas y prepárate, porque la vida no se detiene, pero nosotros podemos aprender a jugar mejor. Y créeme, con cada batalla, estamos más cerca de ganar el campeonato que importa: el de nuestro propio bienestar.

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