✨"Mi rincón literario "✨

Capitulo 3 “Pensamientos y devoluciones II”
Allí quedé parado frente a la ventana mirando como mis impulsos sin sentidos creaban situaciones incómodas entre una persona que acababa casi de conocer y mi entusiasta yo interno que no sabía ni que existía en mí, pero obviando esa parte:
—¿Qué es lo que me impulsó a hacer semajante bobería? Yo nunca he sido así este comportamineto es totalmente nuevo para mí. – pensaba para mis adentros mientras el tiempo transcurría de forma tan rápido que lo que me sacó de mi transe fue el sonido de la campana para volver a entrar a clases.
Ostras pero esto es un gran problema también¿Cómo entraré al aula donde mismo está la chica que acabo de abrazar y el resultado fue bastante incómodo? Ay Dios mío esto no puede estar pasando en serio ¿por qué hago semejantes burradas sin sentido?
Resultado de la gran conversación interna estado mental perdido completamente cuerpo moviéndose solo por inercia ya que igual había que entrar al aula, eso no tiene ninguna discusión, pero actualmente quiero desaparecer.
Al caminar por los pasillos hacia el aula de me comenzó a acelerar el pulso, a lo lejos me daba la sensación de oír un tambor que cada vez se hacía más fuerte, pero para mí sorpresa eran los latidos de mi corazón que se me quería salir del pecho. Estaba tan nervioso de entrar al aula que preferiría hacer mil exámenes de mates antes de hacerle frente a Caroline aunque solo fuese con una mirada. Llegó el momento estaba parado frente a la puerta, se me resecó la garganta y trague en seco. Abrí la puerta y al mirar hacia el puesto de Caroline la ví los dos nos pusimos rojos como yo.ates y rápidamente apartamos la mirada, mi cuerpo estaba inmóvil en la puerta, hasta que una voz me hizo darme cuenta que no podía seguir ahí.
Profesor: — Lucian ¿cuánto tiempo piensas estar ahí parado? ¿Vas a entrar a la clase o sencillamente nos deleitaras con tu presencia en ese lugar? –me lanzó dos interrogantes el profesor que tenían todo la razón
Lucian : — Por supuesto que entraré a la clase, ya..... Me..... Siento en mi mi puesto –respondí un poco tartamudo
Las clases transcurrieron de manera tediosa como era costumbre, me la pasé meditando todo el tiempo como podría dirigirle la palabra a Caroline para pedirle disculpas por el suceso que había tenido lugar en el horario de almuerzo, pero no había solución había que hacerlo. Cuando sonó la campana que le ponía fin al horario de escuela, decidí hablar con la chica de cabellos color miel, pero al buscarla no la encontré. Decidí salir a dar una vuelta después de haber limpiado el aula porque aún seguía de castigo por el altercado de unos días atrás.
Deambulaba por un parque que quedaba cerca de la escuela que en ocasiones me gustaba pasar por allá ya que era un lugar silencioso y poco visitado, pero el sonido del viento al acariciar la copa de los árboles era como una balada de esas que embelesan y curan el alma, además las estrellas se podían apreciar muy bien desde ese lugar y al mirarlas parecía el cielo un enorme muestrario de diamantes capaces de encantar hasta al más duro corazón, usualmente era así en mi recuerdo, pero esa noche estaba todo oscuro solo era iluminado todo el escenario por las lámparas y en medio de aquella tenue iluminación se podía apreciar una silueta agachada acariciando un gato negro, el viento juguetón que corría jugaba gentilmente con los cabellos de aquella silueta, se podía apreciaren la distancia también una sonrisa que invitaba a querer acercarse era tan pura y sonora que parecía un arrullo.
Me aventuré a acercarme a aquella escena y al acortar la distancia pude apreciar que era Caroline quien era la protagonista de tan alegre escena, en ese momento el viento sopló mucho más fuerte corriendo a empujones a las nubes negras, alejándolas como viejos pesares.La luna tímida mostró su rostro y al iluminar a la chica de cabellos color miel, se puedo apreciar una mirada brillante como los fulgores de un amanecer, era de piel tan blanca como la nieve sin exagerar, con la luz de la luna parecía un personaje onírico.

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504 viewsElieser Oliva Ladrón de Guevara, Jun 6 at 00:24

Capitulo 3 “Pensamientos y devoluciones II”
Allí quedé parado frente a la ventana mirando como mis impulsos sin sentidos creaban situaciones incómodas entre una persona que acababa casi de conocer y mi entusiasta yo interno que no sabía ni que existía en mí, pero obviando esa parte:
—¿Qué es lo que me impulsó a hacer semajante bobería? Yo nunca he sido así este comportamineto es totalmente nuevo para mí. – pensaba para mis adentros mientras el tiempo transcurría de forma tan rápido que lo que me sacó de mi transe fue el sonido de la campana para volver a entrar a clases.
Ostras pero esto es un gran problema también¿Cómo entraré al aula donde mismo está la chica que acabo de abrazar y el resultado fue bastante incómodo? Ay Dios mío esto no puede estar pasando en serio ¿por qué hago semejantes burradas sin sentido?
Resultado de la gran conversación interna estado mental perdido completamente cuerpo moviéndose solo por inercia ya que igual había que entrar al aula, eso no tiene ninguna discusión, pero actualmente quiero desaparecer.
Al caminar por los pasillos hacia el aula de me comenzó a acelerar el pulso, a lo lejos me daba la sensación de oír un tambor que cada vez se hacía más fuerte, pero para mí sorpresa eran los latidos de mi corazón que se me quería salir del pecho. Estaba tan nervioso de entrar al aula que preferiría hacer mil exámenes de mates antes de hacerle frente a Caroline aunque solo fuese con una mirada. Llegó el momento estaba parado frente a la puerta, se me resecó la garganta y trague en seco. Abrí la puerta y al mirar hacia el puesto de Caroline la ví los dos nos pusimos rojos como yo.ates y rápidamente apartamos la mirada, mi cuerpo estaba inmóvil en la puerta, hasta que una voz me hizo darme cuenta que no podía seguir ahí.
Profesor: — Lucian ¿cuánto tiempo piensas estar ahí parado? ¿Vas a entrar a la clase o sencillamente nos deleitaras con tu presencia en ese lugar? –me lanzó dos interrogantes el profesor que tenían todo la razón
Lucian : — Por supuesto que entraré a la clase, ya..... Me..... Siento en mi mi puesto –respondí un poco tartamudo
Las clases transcurrieron de manera tediosa como era costumbre, me la pasé meditando todo el tiempo como podría dirigirle la palabra a Caroline para pedirle disculpas por el suceso que había tenido lugar en el horario de almuerzo, pero no había solución había que hacerlo. Cuando sonó la campana que le ponía fin al horario de escuela, decidí hablar con la chica de cabellos color miel, pero al buscarla no la encontré. Decidí salir a dar una vuelta después de haber limpiado el aula porque aún seguía de castigo por el altercado de unos días atrás.
Deambulaba por un parque que quedaba cerca de la escuela que en ocasiones me gustaba pasar por allá ya que era un lugar silencioso y poco visitado, pero el sonido del viento al acariciar la copa de los árboles era como una balada de esas que embelesan y curan el alma, además las estrellas se podían apreciar muy bien desde ese lugar y al mirarlas parecía el cielo un enorme muestrario de diamantes capaces de encantar hasta al más duro corazón, usualmente era así en mi recuerdo, pero esa noche estaba todo oscuro solo era iluminado todo el escenario por las lámparas y en medio de aquella tenue iluminación se podía apreciar una silueta agachada acariciando un gato negro, el viento juguetón que corría jugaba gentilmente con los cabellos de aquella silueta, se podía apreciaren la distancia también una sonrisa que invitaba a querer acercarse era tan pura y sonora que parecía un arrullo.
Me aventuré a acercarme a aquella escena y al acortar la distancia pude apreciar que era Caroline quien era la protagonista de tan alegre escena, en ese momento el viento sopló mucho más fuerte corriendo a empujones a las nubes negras, alejándolas como viejos pesares.La luna tímida mostró su rostro y al iluminar a la chica de cabellos color miel, se puedo apreciar una mirada brillante como los fulgores de un amanecer, era de piel tan blanca como la nieve sin exagerar, con la luz de la luna parecía un personaje onírico.

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